De todo a nada

Hay veces que lo tienes todo. Tienes aquello que siempre has deseado. Tienes esa sonrisa que solo existía en tus sueños, esa mirada que hacía que jamás quisieses despertar, esa voz que te calma hasta en los peores momentos... Y de repente, el día que menos lo esperas, aparece esa persona por delante tuyo, siendo una completa desconocida, pero a la vez se te hace conocida. Lo primero que sientes es que esa persona entra por tus ojos, sientes una sensación especial. Buscas su mirada en todo momento, haces gestos bruscos, te cruzas delante, o simplemente te quedas mirando fijamente esperando recibir esa mirada tan deseada. Cuando recibes esa mirada, buscas ver la sonrisa. Un guiño, una sonrisa, un gesto... Cualquier cosa que marque la diferencia a las demás personas y haga esbozar la sonrisa que tanto buscas. Seguido va el querer escuchar su voz y entablar una conversación. Entras en grupos, buscas poder hacer un comentario en el momento indicado para poder tener una primera toma de contacto directa, y a la vez sacar esa sonrisa con la que tanto sueñas. A continuación toca el conocerse, y eso es lo más difícil, porque hay que saber que decir y cuando decirlo. Buscas saber sus gustos, lo que le interesa, y muestras el interés que sientes por esa persona. La ayudas cuando lo necesita, le echas una mano, y buscas que en ti encuentre algo distinto a las demás personas, que eso podría decirse que es lo más difícil de todo. Una vez has logrado eso, es el momento de poder quedar con esa persona a solas, para dar una vuelta, no insistes mucho, pero dejas claro que es lo que quieres. Cuando lo consigues, es momento de hacer de ese momento algo divertido y especial, algo que se quiera repetir, cosa que no es muy difícil cuando ya sabes sus gustos. Seguido a eso, llega el momento más esperado... El de conseguir el beso. En este paso se queda mucha gente, pero cuando sabes que hay algo especial, algo único, no suele fallar. Lo buscas con cualquier tontería, te acercas poco a poco, le vas dando tranquilidad y demostrando que estar cerca no es peligroso, te arrimas al costado de su cara, y poco a poco subes hacia arriba, y en el momento donde ya sientes que en el ambiente está eso que sientes por dentro, te aventuras a hacerlo... Una vez logrado, es momento de conservar a esa persona. Le muestras mucho más interés que al principio, le haces sentir especial. Haces que sus días empiecen todos con alegría, y buscas que siempre tena una sonrisa en la cara. De ahí todo fluye en adelante, siempre y cuando no dejes de luchar y sigas cuidando so que has conseguido. Tiempo después es momento de formalizar eso que tienes. Vas dejándolo caer poco a poco en las conversaciones, y esperas el momento en el que decir "¿Cúando vamos a formalizar?" con tal de poder ser algo más, y poder decir orgulloso que estás con esa persona especial, esa persona especial para ti. La cosa se formaliza, y el tiempo va pasando, y como estás feliz con esa persona, el tiempo pasa muy rápido, casi tan rápido como te vas enamorando. Y es entonces que llegas a ese momento en el que sientes que quieres pasar toda tu vida junto a esa persona, y por la que harías cualquier cosa. Cada día que pasas con esa persona, le das gracias a la vida por haberla puesto en tu camino, por poder decir que estás con la persona de tus sueños, con la persona que tanto habías soñado, y aquella que te complementa en todo momento, pero entonces llega lo que nadie quiere que llegue... Ese maldito "Tenemos que hablar...". Es entonces en ese momento cuando sientes que el mundo empieza a temblar encima tuyo. Te pones a pensar en el tiempo pasado, y piensas que si, puedes haber tenido roces, discusiones y choques, pero esperas con todo tu corazón que eso no pueda superar al sentimiento que existe. Noches en vela, días sin comer, y quebraderos de cabeza. Los días pasan esperando a ese momento en el que hablar, y vas viendo como todo se te viene encima. Te cuesta hacer todo mil veces más, nada te sale bien, y por más que lo intentas, no consigues estar tranquilo... Llega el día en el que hablar, y las cosas no pintan bien... Parece que todo se desvanece... Aquello por lo que has luchado, con lo que has soñado, y todos los planes de futuro que tenías por delante con esa persona... Las palabras van saliendo de las bocas casi tan rápido como las lágrimas de los ojos, mientras tu mundo se va desmoronando rápidamente, y sientes como te estás rompiendo entero por dentro. Empiezas a sentir ese vacío dentro tuyo, empiezas a ver como todo deja de tener sentido, incluso la vida misma... El sentimiento de que vas a perder a esa persona que para ti es única se vuelve cada vez más presente, y vas viendo como día a día eso está sucediendo... Tantos momentos... Tantos planes... Pasas de tenerlo todo, a no tener nada...

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