Agobio en mi imaginación
Un día imaginé que era inmortal. Y empecé a pensar en cómo sería asistir
a cambios como que los automóviles comenzaran a surcar los cielos, que
los viajes interplanetarios empezaran a ser populares, en las vacaciones
en Marte, las visitas al pequeño pero encantador Plutón, la
colonización de galaxias cercanas, el contacto con otras posibles
civilizaciones en el universo, la desaparición de especies y la
aparición de otras nuevas, el acercamiento de la Tierra al Sol y el más
que previsible sobrecalentamiento del planeta y la imposibilidad de la
supervivencia de la vida en él, los abruptos cambios geográficos
consecuencia de terribles cataclismos, la extinción de la raza humana,
la contracción del Universo... y me agobié tanto que dejé de imaginar.